He
querido que pasara una noche para no hablar en caliente, porque ayer podría hasta
haberme ido de esto.
Y es
que ayer, en la decepción de una petardona corrida de Cuadri, una cuadrilla se
convirtió en la número uno del toreo. ¿Que cómo?, Pues simplemente rescatando
la lidia total y encumbrando todos los tercios.
La
cuadrilla de Javier Castaño es la amada para cualquier aficionado. Un picador,
Tito Sandoval, pica y torea a caballo, no masacra al relance, que es la modita
de la tauromaquia moderna. Tito se limitó únicamente a realizar el tercio de
varas que nos aficionó a los toros, llamó, movió al caballo y lanzó la puya sin
barrenos. La ovación que se llevó revitalizó al propio tercio de varas.
Luego,
el conjunto de una cuadrilla también rescató el tercio de banderillas.
Acostumbrados a la brega trapera, al toro mal puesto y si corta huida rejonera
a tablas, a entrar al toro a la media vuelta, ayer, Marco Galán bregó y puso a
los toros en sus sitió para ayudar a que un soberbio David Adalid cuajara dos
tercios de banderillas espectaculares, cuadrando en la cara y clavando arriba,
pero lo mejor fue, que un tercero, se quitó la careta de usted no llame la
atención y puso dos pares monumentales, destacando el soberbiazo par al quinto.
Un tercero de Oro.
Y la polémica
vino cuando Madrid, rugió porque vio tauromaquia completa, porque el conjunto
de la actuación de la cuadrilla fue de diez y porque harta de ver a tanto
picador relancero con la caña puesta, ha tanto subalterno saliendo con huida
cagona, que con eso no quiero decir que todos los que han pasado lo sean, hay
subalternos y picadores que pueden seguir en la profesión pero otros, parecen
que se han metido ahí para cobrar un día; dijo señores Así. Y Madrid, sacó a la
cuadrilla a dar una vuelta al ruedo después de los dos tercios recuperados.
Afición
saltando y profesionales con el gesto torcido, el todo vale llega a su fin. La
cuadrilla también forma parte de la fiesta y una corrida de toros no es sólo ir
a ver a un determinado torero.
Luego
Castaño, mermado de facultados no estuvo a la altura del quinto toro. Faltó
temple y menos enganchones.
Bolívar
y Robleño se estrellaron con lotes poco propicios.
Que
si, que no me duelen prendas en decir que lo de Cuadri fue un petardo, pero
tampoco en aclamar a una cuadrilla que resucitó la esencia de la lidia total, y
eso, en estos tiempos del toreo con la maldita frase que el eje es el torero y
todo para el torero, es un plus.
Ficha:
Plaza
de Toros de Madrid, Las Ventas. Madrid, última de la feria de San Isidro.
Sábado 1 de junio.
Toros
de Cuadri, muy bien presentados pero de escaso juego y complicados. FERNANDO
ROBLEÑO: Silencio y silencio.
JAVIER
CASTAÑO: Ovación con saludos.
LUIS
BOLÍVAR: Silencio en ambos.
Entrada:
Lleno.
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