A la
llegada de septiembre, con las feria de Murcia y Lorca en acción, y con la
feria de Otoño de Madrid en la calle, se echa de menos a la torería rubia
Lorquina. El tiempo no le está haciendo justicia a la enorme calidad de su
toreo y a las grandes tardes que José, el maestro, por dos veces, nos dio.
Olvidado,
porque se fue sin hacer ruido y su despedida fue el chasquido de los ligamentos
y el menisco de la rodilla derecha al partirse cuando caía al suelo por la
voltereta que le propinó en Aranjuez en toro de Fernando Peña en el año 2003;
Pepe forma parte del altar mayor de la plaza de toros de Las Ventas. Torero predilecto
de Madrid, dónde decían y dicen que nadie torea de frente como el Rubio de
Lorca, que así lo llamaba la señora Condesa de Barcelona, madre del Rey.
Son ya
10 años sin Pepín Jiménez, el torero de las chaquetillas de solapa y colores
vistosos, el torero del trincherazo eterno y del natural sin conservantes.
Decía
Barquerito en una crónica que Pepín “era
un torero raro privilegiado. El más esperado, en Madrid torero predilecto. La
impagable virtud de ser distinto”
Todos
los que enloquecíamos con su toreo soñamos con la vuelta de un torero que jamás
dijo me voy. Esa ventana abierta nos hace soñar otra vez con verlo de turquesa
y oro bordando el toreo en Sutullena, deseo con tintes de imposible.
Si nos
paramos a pensar no sé que hubiera pasado si Pepín le mete la espada a un toro
llamado “Foquero” de Guardiola en la feria de San Isidro de Madrid. La historia
del torero habría cambiado y a lo mejor su retiro estaría más presente, aunque
Pepín dejó momentos para la historia en la plaza de toros de Las Ventas,
Murcia, Almería, Barcelona, El Puerto de Santa María, Málaga, Sevilla (donde
actuó una vez en 1991, cortó una oreja al primero y en el segundo recibió una
cornada, Canorea nunca lo volvió a poner, se dice que es una de las mayores
injusticias conocidas en el mundo del toro) y la plaza de su ciudad natal, Lorca.
Los
que lo vimos en Lorca un 2 de Mayo de 1999, encerrándose con seis toros, que al
final fueron siete, de Juan Pedro Domecq y Parladé, cuándo lo de Juan Pedro
todavía parecía ser bravo, siempre seremos Pepinistas. La tauromaquia que desplegó
ese día fue inmensa, una de las mejores encerronas de torero jamás vistas
igualando a la encerrona de Joselito en Madrid. Algo Único, todavía suena en la
plaza los coros de un público enloquecido gritando ¡Pepín!, ¡Pepín!
En la
misma plaza pero el 26 de septiembre de ese año, indulto a “Disoluto” un gran
toro de “El Torero”, en otro día de
lección de torería suprema delante esta vez de José Tomás.
Y es
que Pepín siempre estuvo al lado de lo más grandes, un debut con caballos en
Madrid con Juan Mora y Víctor Méndez, una alternativa de postín en Murcia el 5
de Septiembre de 1981 con Paco Camino y Dámaso González, la confirmación de
alternativa en Madrid con Rafael de Paula y “El Soro” en plena feria de San
Isidro de 1982.
La
nueva generación de aficionados sólo conoce al Pepín de Cehegín, el Liria,
valga este artículo para que sepan y descubran que Murcia tuvo otro Pepín de
Lorca, este de arte y torería, que sigue siendo santo y seña en la catedral del
toreo.
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