TODO TOROS: De la ilusión... a la decepción (Crónica de la 6ª de la feria de Albacete) Por Alex Martínez
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sábado, 14 de septiembre de 2013

De la ilusión... a la decepción (Crónica de la 6ª de la feria de Albacete) Por Alex Martínez

Nos las prometíamos muy felices de cara a la sexta del abono albaceteño y al final una de las tardes más interesantes desde el punto de vista del aficionado se convirtió en una tarde infumable, muy a contra estilo, en la que nada salió como debía. No, el cartel no lo componían hoy figuras o ni una de sus ganaderías predilectas, pero la tarde había levantado expectación. En el cartel estaban anunciados Antonio Ferrera, Iván Fandiño y Daniel Luque para estoquear un encierro de Alcurrucén. Para empezar, el torero más importante del momento y de la temporada, Iván Fandiño, volvía a un coso en el que no ha obtenido los triunfos que pudiera esperar y desear. Además, Ferrera llegaba a Albacete en el que puede ser el mejor momento de toda su carrera y con notables tardes a sus espaldas este 2013. A priori, el sevillano Daniel Luque era el que menos entusiasmo despertaba y, al final, fue el único que consiguió pasear algún trofeo. Y al margen de los toreros, mucho esperábamos de Alcurrucén, uno de los hierros más destacados del campo bravo y que está presente en la mayoría de los grandes ciclos de la temporada. La divisa de los empresarios (los Lozano) es de las pocas representantes que quedan del encaste Núñez y, eso precisamente, otorgaba todavía un mayor atractivo al cartel. Desgraciadamente, los de Alcurrucén no tuvieron su tarde. El encierro toledano fue una verdadera e insufrible mansada que, además, presentó complicaciones, en ocasiones peligro, y desarrolló un comportamiento muy deslucido contra el que se estrelló la terna.

Bien presentada estuvo la corrida, bastante en el tipo de su procedencia, aunque con algunas desigualdades en las hechuras. Por cierto, no hubo ni un solo astado negro, todos lucieron una capa colorada o castaña. No fueron fáciles de recibir con el capote, todos salieron muy sueltos e hicieron pasar más de un trago a cuántos se pusieron delante. En el caballo ya todos marcaron su condición de mansos saliendo espantados como alma que lleva el diablo o intentando quitarse el palo con violentos cabezazos en el peto. Tan sólo al segundo le dieron dos justas y oportunas varas para bajarle los humos. En el tercio final marcaron su querencia acusándola en diferentes grados. De la quema, si acaso, se salvó el noble tercero que tuvo una templada embestida, pero que se agotó demasiado pronto. En el otro extremo, el mansísimo sexto que ya salió rajado de chiqueros. Y, entre un polo y otro, algún que otro ejemplar algo interesante que tuvo movilidad, pero no demasiada clase. Hubo algunos que humillaron en ocasiones, pero esta virtud no la mantuvieron constante, sino de forma irregular y alternándola con desagradables tornillazos a las voluntariosas muletas de sus matadores. Además, la de los Lozano tuvo el problema de un peligro sordo que no terminó de llegar a los tendidos. Por ejemplo, los dos primeros iban midiendo casi hasta llegar a la jurisdicción del torero y después iban acortando el recorrido. El manso y deslucido cuarto no tuvo nada de clase y el quinto, por su parte, la tomó a veces bien por abajo con movilidad y transmisión, pero también muchas veces salió con la cara arriba pegando un cabezazo difícil de dominar.

Daniel Luque cortó una oreja del primero de su lote que, a la postre, fue el mejor (por no decir el único) del manso y deslucido lote de la divisa celeste y negra. El de Llerena anduvo, para empezar, muy decidido y entregado desde el principio, detalle que ya por sí sólo es noticia. Y es que la campaña de Luque no ha sido la más afortunada. Sin pena ni gloria ha pasado por la mayoría de plazas importantes en las que no justificó unas oportunidades ganadas no tanto en el ruedo, sino más bien en los despachos con los cambios de cromos. Pero Albacete parece que es de su gusto y hoy lo volvió a demostrar. Eso sí, si nos quiere tanto como parece, nos podría ahorrar ciertas ventajas que intenta disimular, pero que no se escapan a los ojos de algunos. Como decía anduvo con una suavidad primorosa y mostrando el buen concepto que atesora, pero retrasó la pierna contraria a más no poder. En ocasiones citó desde Chinchilla y, claro, se trajo al toro enganchado para lograr largos muletazos en los que se ajustó una vez que la cabeza había pasado por la faja. Pero como en esta plaza eso de echar la “pata pa’lante” parece que no importa mucho (por no decir nada), cuanto más retrasó la pierna el sevillano, más vibraron los tendidos. Lo mejor de su trasteo fue un torero y precioso inicio, así como los remates por bajo y los trincherazos. Por supuesto, le dieron una oreja. Ante el sexto nada pudo hacer. Bueno sí, correr persiguiendo al manso animal que, en vez de embestir y luchar, lo único que hizo fue huir al galope.

Fandiño abandonó la plaza entre pitos. Esa fue la otra gran noticia de la tarde. Y es verdad que no tuvo su tarde más afortunada, pero de ahí a pitarle… En la modesta opinión del que suscribe estas líneas los silbidos al de Orduña fueron totalmente injustos. Para empezar Fandiño anduvo, casi siempre, colocado como Dios y los cánones mandan. Él sí que adelantó la pierna que torea y la dejó inmóvil cuando por su jurisdicción pasaron los pitones de sus oponentes. Cargó la suerte, sí, de los pocos esta feria. Y ya sólo eso es de agradecer. No tuvo un lote fácil y lo intentó con voluntad, pero al ver el rechazo de los tendidos, abrevió y se marchó a por la espada en el quinto. Eso enfadó todavía más al público y provocó la reacción apuntada anteriormente. Con la espada no estuvo tan fino como nos tiene acostumbrados y eso fue el broche al que será uno de los pocos borrones en una rotunda temporada.

Y abriendo terna actuó un Antonio Ferrera que destacó, por encima de todo, por actuar de forma sobresaliente como director de lidia. Siempre estuvo colocado en el sitio a lo largo y ancho del ruedo y tuvo detalles de torería que, quizás, pasaron inadvertidos, pero que demuestran que es uno de los matadores con más oficio y profesionalidad del escalafón. Además, hizo varios quites (no artísticos, sino lidiadores) que evitaron algún percance y capotazos innecesarios. Con las banderillas hubo algunos buenos pares, pero el tremendo salto que pegó tras ejecutarlos, los deslució en gran medida. En el primero logró algunos naturales de mano baja y poder en los que se ajustó más. Por el contrario, sobre el pitón derecho se alivió más. El cuarto, sin fijeza ninguna como toda la corrida, sólo quería que lo dejaran en paz y Ferrera tuvo que perseguirlo y aguantarle cerca de tablas, en los tendidos de sol, pero sin conseguir lucimiento pues la deslucida res siempre salía con la cara alta y se desentendía de la pelea.

Ficha:
Albacete, Viernes 13 de Septiembre, 6ª de abono.
Toros de Alcurrucén, bien presentados en general, y de manso y deslucido juego en conjunto. Algunos complicados y otros más nobles como el 3o, que duró poco. El 6o, rajado desde el principio.
Antonio Ferrera: leves pitos en ambos
Iván Fandiño: ovación con saludos y pitos
Daniel Luque: oreja y silencio.

Entrada: Casi tres cuartos.

Por Alex Martínez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fandiño estuvo mal en ambos toros 8no eran fáciles, es cierto), más allá de que adelantara la pierna en algunos embroques. Hay más cosas aparte de eso, como templar y poder al toro, dejarlo donde hay que dejarlo, etc, etc. Y fue despedido con pitos porque cuando le protestaron en el 5º se empezó a reir con sorna, ¿pero que es eso?
pepe
un saludo