TODO TOROS: Demasiada hambre para tan escaso manjar. (Crónica de la 1ª Feria de Albacete) Por @AlexMartinezzz
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lunes, 9 de septiembre de 2013

Demasiada hambre para tan escaso manjar. (Crónica de la 1ª Feria de Albacete) Por @AlexMartinezzz

Una voluntariosa terna, por encima de una corrida noble, pero floja del Puerto de San Lorenzo, en la que se salvó el buen sexto. Rubén Pinar corta una oreja y se gana la sustitución de Manuel Escribano el miércoles con la corrida de Samuel.

Arrancaba la Feria de Albacete, el ciclo taurino más importante del mes más taurino del año, septiembre. Y lo hacía con un cartel interesante, de esos que se llaman de "aficionado". Y la afición de Albacete respondió con creces. Casi tres cuartos de entrada en unos tiempos en los que, desgraciadamente, la buena respuesta de público en los tendidos, es noticia. Albacete se vuelve a reafirmar como un oasis en medio del desierto. Salamanca, Murcia, Valladolid o Logroño son sólo algunas de las plazas que prácticamente han desaparecido del mapa con una importante reducción en el número de festejos. En cambio, en la capital manchega, se mantienen los festejos y el abono aguanta con salud envidiable. Esa fue la primera buena noticia en una tarde que no llegó a ser aburrida, pero que se vio marcada por un encierro noble, pero flojo del Puerto de San Lorenzo. Sólo un toro, el último, cumplió con las expectativas de tan señero hierro. Por el contrario, la terna (con matices) demostró que tienen hambre de triunfos y que, con la que está cayendo, ninguna oportunidad puede ser desaprovechada.

Al final, Rubén Pinar fue el único que logró un trofeo. Posiblemente sus compañeros lo habrían conseguido también, pero la espada se cruzó en sus caminos. El manchego sí mató al sexto (tras un pinchazo) y eso le valió una oreja. El que cerró plaza fue un animal largo, grande, alto, pero al que le faltaba remate. Con la cara ligeramente gacha, su apariencia no era la más atractiva del mundo. Sin embargo, la fachada no se correspondió con el interior. El del Puerto empujó en el caballo, es verdad que con un pitón, pero llegó a romanear por momentos y salió indemne del fuerte castigo al que se le sometió. En la muleta el animal sacó las mismas virtudes que sus hermanos (nobleza y buena condición), pero con la (gran) diferencia de que este sí tuvo la casta y el motor necesarios como para transmitir al tendido. Fue un buen toro, pero de ahí a merecer la vuelta al ruedo en el arrastre como entendió el señor presidente... hay un trecho. Ante el buen astado de la divisa salmantina, el manchego Rubén Pinar puso toda la voluntad del mundo en un trasteo recibido con bastante entusiasmo por los tendidos, pero en el que no llegó a cruzar esa delgada línea que separa el triunfo de la gloria. Es decir, Pinar anduvo con oficio, con suficiencia delante de su oponente y logró series limpias y ligadas, pero no llegó a firmar una obra para el recuerdo cargada de momentos notables o sobresalientes. Casi siempre los muletazos fueron de abajo a arriba, y no al revés como mandan los cánones, y además se mostró perfilero y ejecutó un toreo, casi siempre, de líneas. Tiró de pico, sobre todo en los primeros compases de la faena, hasta que finalmente se acopló con el toro y éste asentó su embestida. Una oreja fue el premio definitivo, aunque si hubiera matado a la primera y el animal hubiera caído rodado, la segunda no habría quedado lejos. En su primero, sencillamente, no tuvo opción. El que hizo tercero fue un toro tan noble como flojo. Simplemente inválido. Debió de ser devuelto, pero el mismo presidente que sacó rápidamente el pañuelo azul en el sexto, no creyó conveniente asomar el verde en este. Voluntad de Pinar en una labor demasiado larga que no caló en ningún momento.

Los momentos más intensos y lucidos de la tarde llegaron, sin embargo, en el quinto. Joselito Adame, que se presentaba como matador en Albacete, volvió a demostrar que es un torero a tener en cuenta y que se había ganado con creces pisar por fin el albero albaceteño. Gustó en su presentación como lo hizo en junio en su paso por Las Ventas en dos actuaciones que le han valido poco, pero que al menos le abrieron las puertas de esta feria septembrina. Adame, que intervino en quites en ambos turnos, anduvo fácil y muy dispuesto toda la tarde, logrando compases de gran interés sobre todo en ese segundo de su lote al que, por momentos, toreó desmayado y encajado. Ese quinto fue un sobrero de Alcurrucén, muy sospechoso por delante (sobre todo del pitón izquierdo), que acabó sacando un buen pitón derecho. Sobre esa mano llegaron algunos muletazos templados y de mano baja, unas veces retrasando la pierna contraria en exceso, y otras mejor colocado y ofreciendo los frentes y todas las ventajas al enemigo. Si hubiera matado bien habría tocado pelo, pero se le fue la mano y dejó un auténtico bajonazo. Y también se le fue la mano en su primero, un toro noble y que tuvo buena condición, pero las fuerzas y la transmisión muy justas.

Y abriendo cartel (y feria) actuó Alberto Aguilar que también hizo el paseíllo desmonterado. Por fin este dignísimo matador se veía anunciado en Albacete. Y Aguilar no decepcionó a aquellos que aún creemos en el toreo puro y de verdad, el auténtico. Alberto se colocó casi siempre en el sitio y adelantó la pierna que torea cargando la suerte. Además, hilvanó dos trasteos muy limpios en los que hizo todo lo posible por agradar, pero en el que no lo tuvo fácil. En su primero logró muletazos que conectaron con el tendido, pero el repetido fallo con el acero dejó todo en silencio. El cuarto, otro inválido que también debió escuchar el sonido de los cencerros de los cabestros, volvió a dejarle sin una sola palma. Se marchó contrariado Aguilar, aunque algunos valoraron y reconocen el esfuerzo y el concepto del toreo que atesora.

Ficha:
1a abono de la Feria de Albacete. Con casi tres cuartos de entrada en los tendidos, se lidiaron 5 toros de El Puerto de San Lorenzo, correctos de presentación, aunque desiguales de hechuras, de noble pero flojo comportamiento en general, y 1 (5o bis) de Alcurrucén, justo de presencia por delante aunque con cuajo, que tuvo buen pitón derecho. Destacó el buen 6o, premiado excesivamente con vuelta al ruedo en el arrastre.
Alberto Aguilar, silencio tras aviso y silencio
Joselito Adame, silencio y saludos
Rubén Pinar, silencio y oreja tras aviso.


Por @AlexMartinezzz

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