TODO TOROS: La vida es una tómbola (Crónica de la 5ª de la feria de Albacete) Por Alex Martínez
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jueves, 12 de septiembre de 2013

La vida es una tómbola (Crónica de la 5ª de la feria de Albacete) Por Alex Martínez

Albacete se ha propuesto superarse cada día, batir todas las marcas y records. Pero no, no se asusten, esta plaza no aspira a disfrutar cada tarde del tercio de varas, ni tampoco a paladear toreo del puro y del caro; simplemente, pretende superar en el número de orejas y en triunfalismo al festejo del día anterior. Y, sinceramente, si a eso aspiramos… lo estamos consiguiendo. Si fuera por número de orejas, aplausos en el arrastre, o tercios de varas simulados, el quinto festejo de abono de la feria en honor a la Virgen de los Llanos sería el mejor, el ganador de las estadísticas. Desgraciadamente, si ponemos los pies sobre la tierra y enjuiciamos fríamente lo que ocurrió en el ruedo de la “Chata”, nos daremos cuenta de que, en realidad, asistimos a la peor tarde de un ciclo, hasta ahora, interesante. Pero como lo que vale es pasárselo bien, sacar el pañuelo y brindar por la fiesta y la alegría, al final lo mediocre se convierte en un referente, en una tarde triunfal en la que se cortaron un total de cinco orejas que pudieron ser más de no ser por algún que otro fallo estoqueador. Así que, sí, la plaza de toros homenajeó en la quinta tarde de su feria taurina a la mismísima Marisol, o mejor dicho, a su popular canción de “La vida es una tómbola”. Pero no pasa nada, si cinco orejas nos parecen pocas, aún tenemos la mitad de la feria para superarlas. Y si de paso indultamos a unos cuantos toros más… pues mejor.

De la corrida de Jandilla se esperaba poco. Al margen de la primera parte del encierro que lidió en las pasadas Corridas Generales de Bilbao (muy encastada), la temporada de este hierro no ha sido precisamente la mejor. Eso, claro, si hablamos de animales bravos en el primer tercio y encastados y exigentes en los restantes. Si consideramos, por el contrario, virtudes como la nobleza o la flojedad, entonces la divisa de Borja Domecq habrá vivido una campaña histórica. Pero (hay que ir asumiéndolo) este es el toro del presente siglo, aquel que se asienta sobre dos pilares básicos: la bondad y la clase. Si eso está presente, para qué pedir casta, fiereza, bravura y emoción. El encierro del hierro de la estrella tuvo una presentación desigual. La mayoría correctos para el coso albaceteño, aunque alguno, como el zapatito tercero, anduvo demasiado terciado. Un día más, la suerte de varas se simuló, o lo que es lo mismo: los picadores tuvieron menos trabajo que el sastre de Tarzán. Antes casi de que entraran las reses al caballo, sus respectivos matadores ya se habían desmonterado para pedir el cambio de tercio. El exigente presidente (el mismo del “histórico” indulto del otro día), por supuesto, aceptó estos cambios sin dudar. Así, sin picar, llegaron los de Jandilla al tercio final y allí colaboraron con sus matadores sin presentar problema alguno. Hoy no escribiré aquello de enemigo u oponente porque estaría faltando a la verdad. Todos, y digo bien claro lo de todos, se quisieron rajar. Sus miradas a la puerta de chiqueros delataron una mansedumbre que ya habían mostrado ante los del castoreño. Además, y a pesar de que los dejaron crudos en el caballo, no evidenciaron que les sobrara la fuerza precisamente. Eso sí, nobleza, clase y humillación… para dar y regalar. No les decía que la tarde fue una tómbola…

Y ante tales fieras urrupias Miguel Ángel Perera subió un escalón más para convertirse en el triunfador absoluto de la Feria de Albacete en su edición de 2013. Cortó al final tres orejas, aunque quién sabe si no habría caído la cuarta si la espada hubiera entrado a la primera en el sexto. Dos le regalaron, digo, le concedieron en el tercero. No fue una faena rotunda y la estocada tampoco fue perfecta, pero qué importa, el público se animó y el usía no intentó siquiera poner un poco de cordura. Muchos nos miramos atónitos cuando sacó el segundo pañuelo, aunque, sinceramente, no se como a estas alturas nos extrañamos de ciertas cosas. Perera fue el de siempre: un torero con indudable valor y que somete mucho a los toros por abajo; pero ya lo de cargar la suerte es otra historia. Y es que este Miguel Ángel es muy terco, los cánones de parar, templar, mandar y cargar le retumban en la cabeza cual vuvuzela del mundial de Sudáfrica. Si a Perera le diera por adelantar la pierna contraria en el cite en vez de retrasarla hasta más no poder, entonces este servidor se rendiría a sus pies. Desgraciadamente el extremeño no me ha dado en Albacete esa alegría. Prácticamente en los únicos muletazos que estuvo colocado en el sitio fue en aquellos anteriores a los pases de pecho, en los que dejó inmóviles las zapatillas y, encajado, se enroscó al toro en la cintura. El resto fueron muy largos y de mano muy baja, pero en línea y embarcando la embestida con la pierna contraria en cualquier pueblo de la provincia manchega. Sobresalieron algunos naturales en los que toreó más erguido. El público no reparó (o no quiso reparar) en estas cuestiones técnicas y le premiaron con el doble trofeo. De factura similar fue el trasteo ante el que cerraba plaza. Perera puso esta vez en pie los tendidos en un meritorio arrimón que consiguió en un palmo de terreno y en el centro de la plaza. Por cierto, aunque también se quiso rajar en varias ocasiones, el tercero (junto al segundo) fue el mejor del encierro contando con la humillación como principal virtud.

Por su parte, Padilla y Fandi nos “deleitaron” con su amplia variedad taurómaca habitual. Más acertado estuvo con los palos el jerezano que clavó algunos pares en la cara exponiendo. No podremos decir lo mismo del granadino que intentó batir la marca del par a toro más pasado. Con la muleta de la actuación de Padilla sobresalieron algunos naturales en los que se encajó y templó. A pesar de que su primer trasteo fuera más ortodoxo, a los tendidos parecieron gustarle más los molinetes y pases de pecho del cuarto. Le dieron una oreja tras una labor que remató, eso sí, con una muy buena estocada. Otro apéndice se llevó David Fandila en el segundo, un ejemplar de buena condición que le facilitó torear fuera de cacho prácticamente todo el tiempo. Ante el descastado quinto, que fue todo un marmolillo y el peor sin duda, nada pudo hacer más que poner voluntad y pinchar en cinco ocasiones antes de derribar al toro con un golpe de descabello.

Ficha:
Albacete, Jueves 12 de septiembre, 5ª de abono.
Toros de Jandilla, desiguales de presentación con algunos correctos y otros más justos como el terciado 3o. Nobles y de buena condición, pero flojos y mansos en conjunto. Algunos se rajaron descaradamente. El mejor el humillador 3o; el peor, el marmolillo 5o.
Juan José Padilla: silencio y oreja
El Fandi: oreja y silencio
Miguel Ángel Perera: dos orejas y oreja tras dos avisos.

Entrada: Más de tres cuartos.

Por Alex Martínez

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