De nada sirve conseguir que valoren la fiesta de los toros, si dentro de la fiesta de los toros, hay gente que no la valora.
Los espectáculos taurinos deben de ser lo más íntegros posibles. ¿Qué pasaría en un Madrid-Barça, si los blancos, jugaran solo con cinco?
En los toros pasa igual. El toro y el torero deben de estar con los mismos jugadores. El torero capacitado y preparado para saber a lo que se enfrenta. El toro, bien presentado, ni pequeño ni zambombo, en su tipo y en lo que siempre se ha conocido como toro, no como cabra cornúpeta. Además sus defensas deben de ir tal y como le han nacido, sin oler a Barón Dandy.
Luego el público se encargará de expulsar a los jugadores de cada equipo.
El equilibrio del espectáculo debe de aparecer en todo festejo, ya sea en plaza de 1ª, 2ª o 3ª. Todo el público paga. El espectador se merece verdad. La verdad del espectador es pagar una pasta para sentarse en la piedra, a ver la verdad de la fiesta. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, la verdad de la fiesta, va desequilibrada.
Por Fran Pérez
1 comentario:
Suscribo al 100% su comentario, siempre se decanta la balanza hacia el mismo lado, con evidente desequilibrio para los espectadores, ya se sabe a más figura menos toro.
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