PODER PUEDE, OTRA COSA ES QUE QUIERA |
Llegó
el día. Y hoy comienza la temporada José Tomás en Badajoz. Que nadie se
equivoque, no es reaparición. El de Galapagar ya reapareció el año pasado en
Valencia y mañana inicia su micro temporada. Una temporada que le llevará sólo
a tres escenarios. Badajoz, donde alternará con Juan José Padilla y Juli; Huelva,
donde actuará mano a mano con Morante y Nimes donde se encerrará con seis toros
del abanico de sus ganaderías predilectas.
Badajoz
es hoy punto de encuentro del tomasismo. Ese tomasismo de la venda en los ojos,
del sólo él y nada más que él, el del Aleluya es el Mesías.
No hay
duda que José Tomás es un gran torero pero debemos exigirle lo mismo que se le
exige a los que se parten la cara toreando en ferias de primera y los que
realmente tiran del carro de la fiesta. Me niego a calificar de Mesías a un
torero que sólo torea tres tardes en plazas de segunda categoría, y que pasa de
Valencia, Sevilla, Pamplona, Zaragoza y sobre todo Madrid.
Me
niego a pensar que sólo existe él cuando mis ojos han visto a Iván Fandiño,
Javier Castaño y alguno que otro más torear de igual o más merito que el de
Galapagar.
Me
niego a pensar que torero de tan enormes cualidades sólo sabe torear
Zalduendos, Cuvillos (ya tampoco), Garcichicos y Pilares. Si estamos hartos de
criticar al g10, por su poco compromiso y apuesta por otros encastes ganaderos
que no sean Domecq, José Tomás no debe quedar impune.
La dramática
realidad es que la fiesta sigue igual, sin soluciones, sin apuesta, sin verdad,
convertida en circo, dando patadas hacia delante a la gran pelota de mierda que
la esta matando poco a poco y que algún día, si no se remedia ya, terminará por
ahogarla del todo, aunque vengan muchos Mesías salvadores, de la economía de
unos pocos.
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