Si
algún día se para de ampliar el plazo de presentación de enmiendas para la ILP
Taurina, habrá que defenderla en el Congreso. De público, algún diputado que
trabaja y la mayoría que se limitada a vivir a la sopa boba dando el sí o el no,
no por sus pensamientos, si no por lo que le marque su partido. ¡Qué trabajo
más duro!
El
Congreso parecerá Las Ventas, con un tendido 7 de trabajadores y un público de aluvión,
clavelero, que tirará por donde vaya la gente. En el ruedo, tres espadas o más
bien tres viejas glorias, sólo una figura pero de otros tiempos.
Albandea,
que regresará tras el petardo anterior. Esto me suena a la fiesta de ahora,
siempre torean los mismos, las ferias están cerradas, pese a que al pureta
anterior, le sonarán los tres avisos el día de la presentación de la ILP. Andrés
Amorós, una vieja figura, de arte en la pluma, pero de otros tiempos, torero ya
de vuelta. Y Gisbert, cabeza de la ILP y torero sin cartel con el denominador
común de la edad también.
Y es
que sumando la edad de los tres espadas, ni la naftalina estaba inventada.
Al ver
a los tres espectros, los diputados pensarán que si este es el futuro de tiene
la fiesta.
La ILP
se transforma en la lidia de un toro de Adolfo. Si no vemos a viejas glorias
torear estos toros, porque no tienen la capacidad ni forma de hacerlo, porque
ponemos a tres puretas a defender la ILP.
¿Dónde
está la juventud taurina que se parte el pecho por la fiesta y el verdadero
futuro de la tauromaquia? Se la han pasado por el forro.
Lo
siento, pero no me identifico con estos tres “Puretas” de la ILP.
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