En dos
tardes me he reconciliado con la fiesta. Dos tardes en las que he vuelto a
disfrutar viendo toros. Gracias a las cámaras de Canal Plus por llevarnos hasta
nuestras casas como se vive la fiesta en Mont de Marsan. Que respeto al toro y
al torero. Que silencio, que gusto ver toros así.
Ese
respeto y buen gusto del público francés se ha unido a las ganas de agradar, de
arrear y jugarse la vida de verdad de los seis toreros que han actuado y del
juego interesante de las corridas de toros de Victorino Martín, con varios
toros buenos y la de Miura, con peligro y sensación de rival en la plaza.
Os soy
sincero, me encanto Diego Urdiales. Que torería. Qué manera de exponer. Y todo
delante de dos Victorinos. Al cuarto, lo metió en el canasto. Gran dimensión
del torero. Dejó sabor, una tarde para recordar.
Un
gusto también volver a ver a “Rafaelillo” en “Rafaelillo”. Su actuación ante
los complicados Miuras es antológica. Plantó batalla a los dos y salió
victorioso. Volvió a enseñar los tomates el murciano y a dejar claro que él si
estaba para Pamplona.
Y
hasta me sale una “maldad” de aficionado. Sé que no pasará. Pero a que vosotros
también os gustaría un mano a mano con Victorinos entre Diego Urdiales y José
María Manzanares y otro con Miuras entre Rafaelillo Y Juli.
Gratísima
impresión también la de Alberto Aguilar. Qué mérito torear como tiene la
pierna. Y buenas sensaciones otra vez con Javier Castaño que brillo, por fin,
más que la cuadrilla.
Se
vieron buenos tercios de varas, con el toro colocado. Demostrando que este
tercio bien ejecutado es muy bello. Esquivel y Tito Sandoval dos picadores que
estuvieron cumbres.
Dos días
para guardar en la memoria. Aire fresco. Depósitos llenos. A ver lo que duran…
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