GANADERIA: Seis toros de Victorino Martín, bien presentados pero desiguales entre sí. Su juego fue bueno en líneas generales destacando especialmente los jugados en 5º y 6º lugar, a este último de nombre “Moñito”, número 75, se le dio una postrera vuelta al ruedo. El peor y garbanzo negro del encierro fue el peligroso 1º.
TOREROS: José Pedro Prados “EL FUNDI” (tábaco y oro). Tres pinchazos y media estocada (bronca) y estocada (oreja).
JUAN JOSE PADILLA (marfil y oro con sedas). Metisaca y estocada (vuelta al ruedo) y estocada (dos orejas).
ANTONIO FERRERA (carmesí y oro). Pinchazo, otro hondo y tres descabellos (ovación con saludos tras aviso) y estocada (dos orejas).
INCIDENCIAS: Plaza de toros de Pozoblanco (Córdoba). 1ª corrida de toros con motivo de la Feria de Nuestra Señora de las Mercedes. Tres cuartos de entrada en tarde de agradable temperatura. Antes de comenzar el festejo se guardó un minuto de silencio, en memoria del que fuera presidente de la plaza, Santiago Dueñas. Juan José Padilla y Antonio Ferrera salieron a hombros por la Puerta Grande. Antonio Ferrera fue asistido tras la muerte del 6º en la enfermería de una cornada en la rodilla izquierda de siete centímetros de extensión y dos centímetros de profundidad, de pronóstico menos grave.
Volvió Victorino Martín a Pozoblanco. Tras el éxito alcanzado el pasado año, en la encerrona que protagonizo José Luis Moreno, el exitoso ganadero de Galapagar regresó de nuevo al coso pozoalbense. ¿Y cómo volvió? Pues como suelen hacerlo los ganaderos con mayúsculas. Reeditando las mieles del triunfo que ya obtuvo el día de su presentación en esta plaza. Con una señora corrida de toros que tuvo, como única pega, la desigualdad en la presentación de las reses lidiadas. Por lo demás todo salió como se preveía, como la gente espera de esta vacada. Toros con casta, transmisión, bravura y, porque no decirlo, calidad en sus embestidas. También salió la ‘alimaña’ característica. El primero. Un animal con peligro que se quedaba corto debajo de los engaños buscando hacer presa. Un regalo. Pero al final ese único lunar negro no sirvió para manchar el buen nombre de esta torada acuñado tras muchos años de trabajo y buenos resultados, criando un toro bravo y con casta. Buena corrida la enviada por Victorino al que hay que felicitar una vez más.
Ante tan buena corrida los espadas no pudieron, o no supieron, estar a la altura. A pesar de la doble puerta grande, de los trofeos, de la música y de todo lo que rodea a una buena tarde de toros, falto algo para rematar la tarde de forma más rotunda y contundente. Al menos esa fue la impresión que quedo en el ambiente. Cuentan que Rafael Guerra, en una de sus célebres sentencias, dijo a un joven aspirante a torero: Dios te libre que te toque un toro bravo de verdad. Es lo que pasa con estos toros. Hay que estar a la altura de ellos, si no se está, todo queda borroso y medio hacer.
Abrió cartel “El Fundi” que tras muchos años de alternativa se presentó en Pozoblanco. Con el peligroso primero no se dio coba alguna. Ya de salida el ‘animalito’ hizo saber sus intenciones y como llego con las mismas intenciones al último tercio, el de Fuenlabrada tiro por la calle de en medio y sonó la música de viento, que no la banda, en su honor. En el cuarto mostró su cara real. La de torero capaz y maduro. Faena pulcra que planteó de manera sobria y correcta. Destacó el buen trazo y la firmeza. Dejo muletazos con empaque con ambas manos y mato de una contundente estocada, la mejor de la tarde, que le valió pasear una oreja. Premio que pareció poco para la que fue la labor más compacta y rotunda de la tarde.
Juan José Padilla es un torero valeroso y cabal. Hace siempre lo que puede, que no es poco, y encima en los últimos tiempos se le ha visto manejar los engaños con cierto gusto. En su primero, al que recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio, trazo una labor valerosa y valiente que le pudo servir para obtener algún trofeo. Un metisaca previo a una estocada le privo de ello. Mejor estuvo en su segundo, un gran toro, al que hilvanó una faena en su línea de torero entregado y valiente. Incluso en algunas ocasiones se gustó y corrió la mano con cadencia al torear al natural, pero siempre por debajo de las magníficas condiciones de su oponente. En esta ocasión aseguro con la espada y cortó dos orejas.
Antonio Ferrera se llevó el lote de la tarde. En su primero al que recibió correctamente con el capote, tras banderillear con Padilla, estuvo con la muleta desigual. Lo mismo citaba en una tanda cruzado, como descruzado en la siguiente. Por ello los muletazos surgían desiguales, algunos limpios con buen trazo, y otros, los más, tropezados y rematados hacía arriba. Lo mejor una tanda con la izquierda, corta eso sí, ya con el toro muy venido a menos. En su segundo cuajó una faena más intensa, la intensidad la puso el de Albaserrada, en la que dio muchos pases a un toro que siempre tuvo la virtud de ir a mas, pero que hasta muy avanzada la faena no terminó de coger el pulso. Se gustó en algunos muletazos al final de la misma, incluso mandó callar a la música, en los que templó y manejó los engaños con buen aire. Tras una estocada que bastó, fue arrollando recibiendo una cornada que pasó inadvertida para todo el mundo y que tuvo que ser atendida en la enfermería.
Buena corrida pues de Victorino Martín, la que dio la impresión de que pudo tener mucho más aprovechamiento por parte de los espadas encargados de su lidia y muerte.
¿Vendrá mañana a torear Antonio Ferrera a Lorca?. En el caso negativo ¿Quién será su sustituto?.......
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