Estos
días se ha reabierto el debate, con motivo de la instalación de una cubierta
desmontable, este invierno, en la plaza de toros de Las Ventas; sobre la
posibilidad de cubrir de forma permanente esta plaza.
Claro
esta, hay voces a favor y voces en contra. En pleno siglo XXI debemos exigir
comodidad y accesibilidad en las plazas de toros. Las Ventas no es que sea de
las más incomodas pero antes de una cubierta, habría que proponer que se
instalaran en toda la plaza, asientos como los que podemos ver en otras plazas,
como en la de Vista Alegre de Bilbao o en la Monumental de Barcelona. La
comodidad de espectador debe primar. Una vez resueltos todos los problemas para
el que paga, habría que plantearse el tema de la cubierta. Sería ideal para
cando hubiera malas condiciones meteorológicas. Pero yo, me opongo a una
cubierta que haga de las Ventas un Polideportivo y que convierta su sonido inconfundible
en retumbos de cancha. No le estoy diciendo No a la cubierta, le estoy diciendo
un Si, siempre y cuando respete la majestuosidad del edificio y no pierda su
encanto a la hora de sentarse en los tendidos. Un Olé de Las Ventas en medicina
para el torero y ese Olé debe seguir con el tono con el que esta ahora. La
cubierta también beneficiaria al torero, que podría torear más tranquilo los
días de viento y sin la molesta lluvia, y quedaría más en evidencia cuando no
sepa lidiar al toro, porque ya no tendrá como excusa el viento. Que conste, que
la plaza de Las Ventas ha dado grandes triunfos a toreros que fueron capaces de
torear bajo el diluvio y soportar los vendavales, faenas que sin la lluvia y el
viento no hubieran sido lo mismo. En ese caso el viento y la lluvia sirvió.
Ahora en el toreo moderno parece que esto ya no vale. De momento la plaza se
queda sin cubierta permanente, aunque la Comunidad de Madrid no descarta ponerla
más adelante, es decir, cuando el presupuesto lo permita, y tal y como anda la
cosa, tendremos toros al aire libre por bastante tiempo más.
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