Si el
encierro de por la mañana fue de una dulzura extrema, con la acometividad del
toro de lidia por los suelos, en ese instante en el que el sexto toro de
Alcurrucén se queda parado ante el montón de Telefónica con las presas a huevo;
la corrida de la tarde fue de falta de casta absoluta. Un petardo en toda regla
de Los Lozano y van cinco en Pamplona. Se les ha dado demasiadas oportunidades.
Que
Ferrera está más centrado esta temporada, puedo aceptarlo, pero hoy me aburrió,
a mí y hasta una piedra inmóvil. Es inaceptable que alargue las faenas ante
borricas con cero casta, que piden la carreta, más que la pelea. Probar y si no
se puede y además es evidente, irse a matar, todo lo demás es aburrir.
Que
cortando dos orejas en Sevilla, el sector te tome como el pito de un sereno,
debe de ser duro, mis respetos a Antonio Nazaré y su mano Izquierda. Hoy el
premio de torear Pamplona se convirtió en un suplicio por los toritos que le tocaron.
En el quinto mostro su valía sin rival y se dio una vuelta al ruedo que seguro
que no le reconforta. Y como esto está así para casa se va con la cabeza gacha
y a esperar. Mientras en las ferias el sota, caballo y rey, más de lo mismo.
Asco de sistema.
López
Simón torea siempre con una colocación que te hace pensar que será volteado al
instante. Hoy aguantó toda la corrida pero es que los de Alcurrucén no tenían alma
para levantar los pies del suelo. Esperaba más garra del madrileño pero es
verdad que por mucha garra que hubiera mostrado no hubiera remontando ante la
caca de toros de Los Lozano. En el tercero, el banderillero “Chetu” resultó
cogido en un par ajustado resultando herido en la frente. Sólo fue una brecha,
pero le pudo quitar la testa.
Ficha:
Pamplona,
domingo 7 de julio de 2013.
Toros
de Alcurrucén, bien presentados, aunque desiguales. Serio y astifinos. De pobre
juego. Faltos de raza y fondo en líneas generales.
ANTONIO
FERRERA: Palmas y silencio.
ANTONIO
NAZARÉ: Silencio y vuelta al ruedo.
LÓPEZ
SIMÓN: Ovación con saludos y silencio.
Entrada:
Lleno.
Y
mañana: Toros de Dolores Aguirre para Joselillo, Manuel Escribano y Juan del
Álamo.
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