Esta
tauromaquia 2.0 donde el toro y su presentación cuentan poco es comparable a la
alta cocina. Los chef se afanan en concentrarnos todo el sabor en una cucharada.
Pero muchos añoramos ese plato de patatas fritas a lo pobre con un par de
huevos fritos que tu abuela te hacia cuando le decía a tu madre que estabas
encanijao.
No
dudo de los chef pero al igual que pienso que la proporción en el plato, en
muchos casos, no equivale a su buena mano en los fogones, lo pienso con los
toreros llamados “figuras”. Su toreo no es equivalente al toro lidiado en
algunas plazas, y pongamos como ejemplo la corrida de ayer en Santander.
Que
Perera está en un momento sensacional, es verdad, se dice y no pasa nada, pero de
verlo con un Adolfo en Madrid a verlo con un toro mal presentado en Santander
hay un trecho. No pido que el toro de Santander sea el de Madrid, no, cada
plaza tiene su toro. Pero que sea toro y que su apariencia sea de toro y que
sus astas no den lugar a dudas.
Para
seguir con la comparación, donde se ponga una buena tortilla de patatas que se
quite esa de patatas chips del Adrià.
Con el
Juli me pasa lo mismo. Sé que lo de su toreo de “alta cocina” con Garcigrandes
le va a salir bien. Es un guion demasiado visto. Por eso la afición le exige
que nos haga unas buenas lentejas. Su poco compromiso con los encastes lo está
llevando de ser una figura para el recuerdo a ser recordado porque… (Ya me entienden)
Somos
exigentes con Julián, pero somos exigentes porque queremos ver la segunda parte
del guion, para que la obra sea completa. La misma frase aburre.
Lo peor es cuando hay que llamar a “Chicote” con alguna figura que se las da de chef pero que la realidad no lo demuestra. Esos ni con “la alta cocina” ni con la tradicional. Y habelos, hainos…………
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