Talavante resucita en Madrid, Oliva Soto se medio sepulta.

Interesante parecía hoy el segundo festejo de la Feria de Otoño de Madrid. El cartel había bajado por la ausencia de Manzanares, pero quedaba la incognita de su sustituto,Oliva Soto. Las Ventas ha respondido con un lleno. El aspecto de las Ventas era tremendo y además se había quedado una tarde sin el temido viento.
Se reencontraba con Madrid, "El Cid" y el reencuentro ha sido duro. Al Cid no le han dado bola y han pasado de el. Quizá Madrid quiera verlo con otro tipo de toro, con esos con los que se consagró en Madrid. Ninguno de eso hierros era de la marca Domecq.

Confirmaba Oliva Soto. El sorteo le ha regalado para la ocasión un lote de toros de Nuñez del Cuvillo para crujir las Ventas y partirla por la mitad. Los dos únicos toros buenos para el. El primero era uno de esos mansos que empieza a embestir incansables. El toro venia pesimamente lidiado por la cuadrilla de Oliva. Una tanda estimable la primera, pero el toro se merecía más y Oliva no encontró la medicina para triunfar con tan buen toro. Con la espada mal. Oliva con este toro se ha quedado en cuidados intensivos. Con el segundo de su lote se volvió a repetir la broma de una cuadrilla pésima. Le han destrozado un toro de triunfo a base de mantazos. Aun así el toro a respondido algo, Oliva más pendiente de la posición que de la ejecución de los pases y Madrid se ha dado cuenta. Tendrá que venir otra vez a las Ventas para salvar una carrera que en esta plaza, ha quedado medio sepultada.

Talavante sabio que hoy era el día y aunque el sexto no le ha dejado rematar una buena tarde, por lo menos lo hemos visto resucitar con el tercero. Un que nadie veía con posibilidades. Madrid estaba espectante. Y un pase cambiado por la espalda, muy ajustado y casi milagroso, ha puesto a la gente en pie. Por lo menos tiene valor. Pero si ese valor lo unimos a unos naturales de verdad, Madrid se lanza. Y se lanzó, resucito a Talavante con sus Olés. Talavante solo se conformo con resucitar porque fallo con la espada, otra vez, y no ascendió a los cielos de la Puerta Grande.