Al final los dos toreros han sido paseados en hombros como medida de protesta, ante la espantá de Manolo Martín, que ha tomado por tontos a los espectadores del coso cacereño poniendo excusas baratas para suspender un festejo sin motivos, porque en Cáceres no ha llovido en todo el día. Donde había llovido de verdad, fue en la taquilla.
La policía desalojó el recinto taurino y doce antidisturbios escoltaron al impresentable Manolo Martin, que estaba escondido en las oficinas de la plaza de toros.
Hace unos días hablamos de este impresentable, cuando anuncio las feria indignas de Cáceres y Teruel. Amigos Turolenses, vayan poniéndose la barba a remojar.
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