UNA CIUDAD DETRÁS DE UNA ESPADA (Madrid, Crónica de la 9ª de la feria de San Isidro)

MANZANARES POR LA PUERTA GRANDE DE MADRID

El cartel señalado, la fecha clave de San Isidro, se adentraba en el abismo de la decepción. Ya desde el reconocimiento de los toros de Núñez del Cuvillo, se vio que la tarde no transcurriría por la normalidad. Los de Cuvillo, no dieron la talla y solo quedaron cuatro titulares acompañados de dos pegotes de Ortigao Costa, para completar el sexteto. A medida que se acercaban las 7 de la tarde, el viento arreciaba y Madrid se ponía en tono triste. Al igual que el comportamiento del primero de los toros, uno de Ortigao Costa, muy soso, con el que “El Juli” no pudo brillar. El segundo, ya de Cuvillo, un torete chico pero muy astifino, solo sirvió para ver el valor de Castella y el tercero, un zambombo sin clase sirvió solo para ver destellos de clase de Manzanares y ver la ejecución de una muy buena estocada recibiendo. El cuarto, segundo de “El Juli”, daba la sensación de tener muy poco. Pero a la hora del tercio final y presionado por la muleta poderosa de Julián, el toro saco un fondo magnifico que permitió al madrileño dar varias tandas con la diestra de mérito. El trasteo por la zurda bajó y el torero decidió terminar de exprimir al toro por la derecha, con el toro muy venido a menos. El tono de la faena disminuyó y el conjunto total quedo cojo. Una estocada desprendida puso en sus manos una oreja, protestada por el sector duro de Las Ventas, y que en mi opinión no debió de ser concedida, pero Julio Martínez, el presidente de hoy, tenía ganas de sacra el pañuelo con una petición escasa.
El quinto, el otro remiendo portugués de Ortigao, se fue para corrales por flojo y en su lugar se lidio un sobrero de Carmen Segovia más parado que una burra vieja. Ante semejante material Castella quedó inédito.
La gente se quedó con ganas de Manzanares en el tercero, porque el toro no sirvió. El sexto, sin ser nada del otro mundo, un animal con dos arrancadas buenas por el derecho e incierto por el izquierdo, al menos se movía y Manzanares lo crujió por la derecha en dos tandas de temple sublime. Con la izquierda el toro no quería y la faena corría peligro de venir abajo. Manzanares cogió la derecha y en un cambio de mano fue prendido, sin consecuencias. La voltereta puso en valor la faena porque dio constancia de que el torero se la estaba jugando. Para poner colofón al trasteo, mató de una soberbia estocada en los medios en la suerte de recibir. La estocada de por si valía una oreja. Le pidieron con fuerza las dos, y se las dieron. Manzanares se fue por la Puerta Grande. Dirán que la Puerta Grande ha sido excesiva, pero estos días son únicos e imposibles de cortarle las alas. Y tras esa espada empujaban el alma de miles de lorquinos, como agradecimiento a Manzanares por su gesto con Lorca y sus afectados por los terremotos.
Ficha:
Plaza de Toros de Madrid “Las Ventas”. 9ª de feria de San Isidro. “No hay billetes”
Toros de Núñez del Cuvillo, 2º, 3º, 4º y 6º, manejables 4º y 6º, 1 remiendo de Ortigao Costa, 1º, soso y un sobrero 5º, de Carmen Segovia, parado y deslucido.
“El Juli”: Silencio y Oreja
Sebastián Castella: Ovación y Silencio
José María Manzanares: Ovación y 2 Orejas. Salió por la Puerta Grande.