Desde
entonces, la Monumental de Barcelona ha sido escenario de grandes acontecimientos
taurinos y se va al desempleo, como no podía ser de otra manera, con otro
evento por todo lo alto. Uno de sus hijos, José Tomás, que ha encumbrado sus
gradas y que ha hecho templar sus cimientos a base de toreo, como otros muchos
descendientes, como el recordado Antonio Borrero “Chamaco”, reaparece en su
feudo después de la grave cornada de Aguascalientes.
La
reaparición de José Tomás en Barcelona queda en un segundo plano, aunque hay
que reconocerle que gracias a su fuerza taquillera, ha conseguido que la
Monumental no se vaya sola su último día.
La
antiespañolidad de los políticos catalanes, enmascarada en una protesta animalista,
ha hecho que los toros se prohíban en Cataluña a partir del 1 de enero de 2012.
Con la posterior ley de conservación del “Correbou”, se puso de manifiesto que
la protesta animalista se la pasa Cataluña por el forro, y que tan solo, se
prohibió la fiesta de los toros, porque ellos entienden que está identificada
con España.
Pero
al paro no solo la han echado los “hipócritas” gobernantillos catalanes, también
tienen parte de culpa los propios
cabecillas del mundo taurino, por creer que esto jamás pasaría, y tan solo se
empezaron a mover cuándo el lobo ya asomaba medio cuerpo por el corral, demasiado
tarde. Y ahora la Monumental a las listas del INEM y sin demasiadas perspectivas
de trabajo por delante. Hasta que el Tribunal Constitucional no se pronuncie, sobre
el recurso presentado contra la ley, La Monumental tiene derecho a prestación.
El problema vendrá después, o volverá a trabajar y poco a poco recuperar lo
perdido en los años de paro, o tendrá que prostituirse y convertirse en templo
de la morería.
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