Ayer
por la mañana viendo la novillada de Olivenza salió el Sol. Y es que fue uno de
esos días en los que se enciende la bombilla de algo diferente. La mañana iba
en tono alto, ya que vimos a dos buenos novillos de “El Juli” con los que Posada
de Maravillas debió redondear, aunque dejó detalles de gusto y la faena de nivel
alto de un debutante Luis Manuel Terrón que nos sorprendió a todos. Pero el shock llegó con el tercero
, un animal
más complicado, con el que un novillero de Olivenza se labró un futuro esperanzador, todo depende de
él, pero ya sabemos de lo que es capaz Ginés Marín.
No
recuerda a nadie que es la mejor virtud, tiene una cabeza para estar delante
del toro privilegiada, valor para cargar tres barcos y cómo diría Antoñete “Sabe
torear”
No sé
dónde llevará el futuro a este novillero prometedor, pero si recordamos los
pasos de alguna que otra figura del toreo, su explosión llegó desde abajo y con
el denominador común de una novillada televisada.
Hay
que dar la enhorabuena a la empresa de Olivenza, Pepe Cutiño y Joaquín Domínguez,
por apostar por el escalafón novilleril y programar dos novilladas en la feria,
con buena entrada, señal del trabajo bien hecho. El sobresaliente lo pone que
además Canal Extremadura retransmitió las novilladas. Enhorabuena también al
Canal por apostar por la fiesta en estos tiempos tan difíciles.
Está
claro que si se trabaja bien, el escalafón novilleril puede gozar de salud.
Sorpresas como las de ayer en Olivenza hacen falta para ilusionarnos, para ver
que la fiesta tiene futuro. Para eso es necesaria una reducción de costes de
las novilladas, una bajada del precio de las entradas y la exigencia de que su organización tribute a
IVA súper reducido. Y todo bajo la promoción y el saber hacer de empresarios
legales que no jueguen con los sueños de los chavales. Es la hora, porque quien
sabe cuántas sorpresas cómo Ginés Marín se habrán quedado por el camino y
cuantas se quedarán si esto no se soluciona. Por la cantera. Por la fiesta.
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