Me da
repelús ver a esos que se vanaglorian por ser aficionados al toro y que hasta
se permiten ponerlo en su perfil de Twitter y luego van como la parca detrás de
los encastes taurinos, menos el Domecq, y si es de una ganadería de las
tildadas como “güenas” menos.
Estaba
claro que los Veraguas de Prieto de la Cal no estaban pasando por un gran
momento. Pero no hay duda que Tomás, su propietario, da pasos para mejorar y
salir del bache. Ayer la novillada de Castellón fue el ejemplo. Respondieron en
el caballo y dos respondieron con buen aire en la muleta. Pero el guion de los
taurómacos 2.0 es tratar de enterrar esta ganadería haga lo que haga. Se
censura su mejora y le abren las puertas del matadero. Insensatos.
Desterrada
ya de lidiar corridas de toros, a Tomás sólo le quedan las novilladas para
probar sus productos. Y está claro que en las novilladas y por la inexperiencia
de los actuantes, no se le van a ver todas las cualidades a los astados y si
acentuar todos los defectos. Pero es que, o Prieto lidia novilladas, o lo
proponemos para peligro de extinción.
El
toro, ese que fue el gran protagonista de la fiesta. El que le pone nombre, y
que con esta vertiente de los que a la tauromaquia la llaman “el toreo”, no me
jodan, es el último en contar y sólo cuenta
si es propiedad de amigos y pasa sin poner problemas. Por eso, con Zalduendo el lunes
pasado en Valencia, estos mismos se callaban como putas. O se anuncian carteles
sin la ganadería y lo aplauden. Esa gente que silencia que los últimos “Patas
blancas” de Sánchez Cobaleda van para las calles de Castellón.
Sé qué
una vez mandaron a Adolfo al matadero y luego sacó toros como “Marinero” en
Madrid o “Aviador” en Valencia. La carita de esta gente, un poema. Y se atreven
a proclamarse apasionados del toro.
La
verdad por delante. A los tildados de toristas, como yo, no se nos caen los
anillos por decir que la mejor corrida de Valencia fue la de Victoriano del Río
y que hubo un gran toro de Garcigrande. Pero es que la cosa no va de ser
torista o lame figuras, la cosa va de conservar un tesoro único que son la
variedad de encastes, de darle importancia al verdadero protagonista, al rey de
la tauromaquia, a ese que a día de hoy, anda en el exilio.
1 comentario:
Bien dicho. Hay que salvar a los Veraguas. Prieto de la Cal es de los pocos que llevan casta Vazqueña y es un tesoro genético que debemos conservar. El problema es el de siempre, que lidiando siempre el mismo encaste para hacer el mismo toreo, todo lo que no es Domecq está condenado a pasar hambre o a la desaparición, la excepción Murube que es el monoencaste de los rejoneadores y Miura, Victorino y 3 más que subsisten principalmente gracias a Francia. Es una vergüenza y no hay que dejar de denunciarlo. Se están cargando la Fiesta desde dentro pero casi todos miran hacia otro lado. Así de triste.
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