Como
fan del torismo, de la variedad de encastes y de la verdad de la fiesta, tenía
especial interés en ver estos dos últimos capítulos de la feria del Pilar de
Zaragoza. Volvía, después de mucho tiempo, a lidiarse una corrida de Prieto de
la Cal. Un rayo de esperanza me daba, que la corrida, después de algún toro
interesante visto en alguna corrida concurso de ganaderías, tendría interés.
Pero el rayo de esperanza iba muy equivocado. A mi pesar, la corrida de la
Marquesa de Seoane, salió mala, pero mala, mala. En todos los sentidos y hasta
salió algún toro de justa presentación, que aun siendo chico para la plaza perecía
padre de alguno lidiado por la figuras el martes o el miércoles pasado. Además
el festejo fue remendado por uno de Alcurrucen que se alió con el juego de los
de la finca La Ruiza, aunque este fue más encastadito y propicio que Fernando
Robleño se pudiera lucir hasta que el toro dijo basta.
La
corrida dejó bien claro que Fernando Robleño y Alberto Aguilar están curtidos
en este tipo de corridas. Tienen valor para cargar con la dura prueba de
enfrentarse a estos toros. Pueden ir con la cabeza bien alta, porque otros, que
se denominan figuras, no han visto un pitón de esto en su vida.
El
local Carlos Gallego demostró estar más verde que la cebolla, normal, porque el
muchacho ha toreado 3 festejos en tres años. Bastante hizo con salir airoso del
festejo. Se merece oportunidades.
Ficha:
Zaragoza,
Viernes 14 de octubre. 9ª de la feria del Pilar. Más de media entrada.
Toros
de Prieto de la Cal, deslucidos. Un remiendo, 4º, de Alcurrucén, manso
encastado.
Fernando
Robleño: Ovación y Ovación
Alberto
Aguilar: Silencio y Ovación
Carlos
Gallego: Ovación y Silencio
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